I
Marjorie,
guerrera eternal
Ceñida
de elegancia y adornada al sol,
Sabia
joven de linaje celestial
Del
jubiloso porvenir en Dios;
Ilusión
de tu idóneo príncipe azul
De
tu grupo, ceñido en bendición,
Das
tu voz y tu músculo a "ovejos"
Marjorie,
precursora de santidad.
II
¡Suenan!
Bailando
los sonidos
En
las orejas de tu mente,
Tambora,
llamador, alegre y maracas,
Y
tu voz que se escucha como gaita:
-
Anda niña que eras “pelaita”
Con
moñitos en los ríos de tu pelo,
¡Y
ahora mira!
Camellas
lejos de Curramba
Con
Dios que te sabe pechichar.
III
Suena
la cumbia en la puerta de oro
Y
tu cuerpo es lienzo de un bolero de flores,
Ahí
viene Dios con sombrero Vueltiao
Y
con sus dedos apaga el foco solar.
¡Brotan
estrellas, palmeras y arena blanca!
Dulce
voz de Dios como brisa marina,
Y
en el horizonte las olas te cantan: sirena
Tu
sangre fluye viva como el magdalena.
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